miércoles, 30 de septiembre de 2009

Esa dichosa luz de otoño

No sé cómo lo estaréis llevando, pero a mí me está afectando la falta progresiva de horas de sol: me siento menos activa, quizás algo más ralentizada. Supongo que simplemente se trata de la respuesta orgánica del cuerpo, que intenta adaptarse a una progresiva disminución de la luz solar y al cambio de ritmo que eso implicará.

Por lo concurridas que aún están las terrazas durante el día, creo que no es algo que me pase sólo a mí. Supongo que todos nos resistimos al hecho de que pronto tendremos que renunciar a hacer la misma vida al aire libre que habíamos llevado hasta ahora. !Que no cunda el pánico: seguro que se abrirán nuevas perspectivas!

Aquí os dejo un vídeo de los Little Joy cargadito de relajantes sensaciones.

martes, 22 de septiembre de 2009

Reconectar con una misma II


Decía en el último post que nunca deberíamos perder de vista quién somos. Y lo decía porque si decidimos hacer caso a los demás --léase en este caso publicidad-- y ya contamos con más de cuarenta primaveras, lo tenemos muy, pero que muy mal.

Es evidente que la publicidad tiene una primera función, informativa, útil y deseable. Está bien que alguien nos diga qué es lo que hay en el mercado para que podamos elegir. Ya no es tan bueno, sin embargo, que nos digan quiénes somos, o quiénes deberíamos ser, a juzgar estrictamente por nuestro sexo o por nuestra edad.

Porque si hacemos caso a la publicidad, nosotras, mujeres en los cuarenta o más, además de ser casi el centro de la creación del mundo publicitario, tenemos todas --¡o deberíamos tener!-- pérdidas de orina, gases, celulitis, obesidad, visión defectuosa, problemas de audición, de defensas, con el colesterol, etc., etc... además de estar arrugadas como una pasa y menopáusicas perdidas a partir del momento justo en que el calendario marca los 40 añitos. O sea que la menopausia ya no llega alrededor de los 50 como siempre.... ¿Qué ha pasado? ¿Dónde me he perdido?

Si hay algún lector a punto de decirme que también ellos son blanco de las perfidias publicitarias, que se lo piense... Porque me parece que sólo he visto dos anuncios, ¡dos!, que pongan en entredicho las prestaciones de los varones. Y además, por lo que se ve, se trata de problemas con muy fácil solución. Sí,  me refiero al de las dificultades de erección, donde el prota es un señor de muy buen ver que resuelve su problema en el espacio de un anuncio. Nada de esperar quince días o no sé cuántas noches. Todo ello, además, en un entorno agradable, con una buena comida por medio y toda la comprensión y el apoyo de una señora bastante atractiva... Y el otro, el del señor, también un madurito interesante de clase media-alta, con problemas de oído, que se pone un audífono y ya está... ¡Tan campante!
Creo que huelgan los comentarios, ¿no?

En fin, a mi edad apenas puedo confesar alguno de esos desastres que según los publicitarios debería tener (¿¡será que no soy normal?!). Es más, me encuentro en plena forma y no dejo escapar ni una oportunidad para aprender y experimentar cosas nuevas. La última: ir en moto, de gran y de pequeña cilindrada. ¡Y me ha gustado! Os dejo con un enlace a un fragmento de una de mis pelis favoritas: Caro diario, donde un cuarentón espléndido, Nanni Moretti, disfruta del placer de recorrer Roma en Vespa.




jueves, 17 de septiembre de 2009

Reconectar con una misma I

A veces, sin que nos demos cuenta, vivimos vidas que no son las nuestras, nos movemos por objetivos que no hemos decidido nosotras y hacemos aquello que la sociedad nos dicta en cada momento.


¿Creéis realmente en esos viejos topicazos que nos dicen que no hay que hacer lo que a uno le gusta, sino lo que tiene salida en el mercado, que hay que casarse, tener hijos --y tener el primero antes de los 30, a poder ser!-, alimentar una hipoteca --y al banco correspondiente-- y tenerlo todo prácticamente hecho a los 40? Esto último me hace gracia. ¿Quién que no tenga un buen activo previo y unas buenas influencias puede tenerlo todo hecho a los 40? ¡Qué risa! En el mejor de los casos, y si es que se ha llegado a la meta de la vivienda propia, a los 40 aún te queda la mitad de la hipoteca por pagar.


Cuando nos dejamos embaucar por esos cantos de sirena y no actuamos según lo que nos dictan las entrañas no estamos siendo nosotras mismas. Hay que reconectar entonces con nuestro verdadero yo y escucharle: ¿Qué es lo que queremos realmente? ¿Qué es lo que nos gusta hacer? ¿Con qué nos sentimos realmente felices?


Evidentemente tenemos que ganarnos la vida y hacer frente a una serie de obligaciones que la vida en sociedad conlleva. Pero hay maneras y maneras. No nos olvidemos nunca de quien somos, no nos dejemos llevar por modelos impuestos, no persigamos metas que no son las nuestras. Dedicar un tiempo cada día a hacer lo que nos gusta es una buena manera de no perder el contacto con nosotras mismas. Hacer algo de ejercicio, cuidar de nuestro cuerpo, de nuestra salud, de nuestra alimentación es enviarnos un mensaje positivo de autoestima y autocuidado.

martes, 15 de septiembre de 2009

Mujeres que corren con los lobos

Hay libros capaces de cambiar una vida, de ayudar a dar un buen golpe de timón cuando hace falta o de hacer pensar de verdad en una misma, con sinceridad. Mujeres que corren con los lobos es uno de ellos, una obra fantástica de Clarissa Pinkola Estés que os recomiendo vivamente. Creo que se trata de unos de esos libros que todas deberíamos leer porque siempre nos aportará un valioso punto de partida para avanzar, sobre todo en los momentos más duros.

El título del libro procede del símil que establece la autora entre un lobo y una mujer:

Los lobos sanos y las mujeres sanas comparten ciertas características psíquicas: una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto. Los lobos y las mujeres son sociables e inquisitivos por naturaleza y están dotados de una gran fuerza y resistencia. Son también extremadamente intuitivos y se preocupan con fervor por sus vástagos, sus parejas y su manada. Son expertos en el arte de adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes y son fieramente leales y valientes.

Nada que ver con el viejo estereotipo de la "loba", ¿verdad? Y mucho más real. Pinkola Estés nos recuerda que dentro de cualquier mujer, sean cuales sean sus circunstancias, existe una fuerza creadora que hay que alimentar y preservar, porque es la que tirará de nosotras en las épocas difíciles y es la fuente de toda creatividad, desde la más cotidiana a la artística.

A través de leyendas, mitos y cuentos populares, la autora nos va mostrando cómo la sociedad ha ido minando esa fuerza salvaje de la mujer y la ha oprimido mediante normas, reglas y prejuicios absurdos. También nos explica qué pasa cuando la mujer recupera su fuerza salvaje:

Una vez que la hayan recuperado, lucharán con todas sus fuerzas para conservarla, pues con ella florece su vida creativa; sus relaciones adquieren significado, profundidad y salud; sus ciclos sexuales, creativos, laborales y lúdicos se restablecen; ya no son el blanco de las depredaciones de los demás, y tienen el mismo derecho a crecer y prosperar según las leyes de la naturaleza. Ahora su cansancio-del-final-de-jornada procede de un trabajo y un esfuerzo satisfactorios, no del hecho de haber estado encerradas en un esquema mental, una tarea o una relación excesivamente restringidos.

Como he dicho hace un momento, Pinkola Estés es una lectura indicada para todas las mujeres, pero muy especialmente quizás para aquellas que hayan visto profundamente amenazada su naturaleza salvaje: aquellas que han sufrido abusos, mobbing, violencia, malos tratos... No en vano la autora, psicoanalista junguiana, se ha especializado en la atención a personas afectadas de estrés postraumáutico.

Pero no nos engañemos: el trauma no es el único depredador de la psique, también lo son la pasividad, la conformidad con unos patrones de vida que no son los nuestros, el abandono de la opinión propia, la claudicación ante los juicios ajenos, la pérdida de autoestima... ¡Hay tantas cosas capaces de acabar con nuestro yo más salvaje...! El libro de Clarissa Pinkola Estés es un buen aliado para mantener la guardia siempre alta...

lunes, 14 de septiembre de 2009

Siempre en ruta


¡Qué difícil volver a retomar el rumbo tras las vacaciones! Tener que prescindir de la libertad de los días de verano, adaptarse a nuevos horarios, volver al trabajo y a su carga de rutina... La vieja lista de buenos propósitos siempre es una buena manera de encarar el nuevo curso. Ya sabemos que no conseguiremos cumplirlos todos, que algunos de ellos irán languideciendo por el camino... Pero vale la pena pensarlos, formularlos, escribirlos... porque nos empujarán a mirar al futuro y a no quedar ancladas en la nostalgia de los felices días pasados.

Dentro de mis buenos propósitos para "la vuelta al cole" están el de escribir un blog y el de volver a practicar yoga. El primero se está empezando a concretar ahora mismo y el segundo lo hará a lo largo de la próxima semana. Veremos por cuanto tiempo soy capaz de mantenerlos.... No es fácil ser una mujer de cuarenta-y-pocos con una vida bastante llena y no morir en el intento. Pero nada merece tanto la pena, ¿verdad? Y vosotras, ¿habéis hecho ya vuestra nueva lista de proyectos para el otoño/invierno?