miércoles, 1 de diciembre de 2010

Superdoctores

Interesante, y real como la vida misma, la afirmación de la entrevistada en La Contra de La Vanguardia de hoy sobre la amenaza social que suponen los superdoctores. Jenny Firth-Cozens, psicóloga especialista en profesionales de la sanidad, alerta sobre la existencia de los superdoctores, esos médicos sobrados de autoestima y de prepotencia que pueden llegar a dañar a sus pacientes.

Desgraciadamente, como ya comenté aquí,  puedo hablar con conocimiento de causa: he topado con alguno de ellos, verdaderamente repugnantes por su indiferencia ante el sufrimiento del paciente y de sus familiares. Recuerdo con especial desprecio a un cirujano nefrólogo que ejerce en un reputado centro barcelonés: ególatra, convencido de una superioridad que tan solo radica en la pericia de sus manos, ignorante y maleducado. Ante estos ejemplares faltos de humanidad y profesionalidad sólo cabe una actuación: la denuncia.

martes, 10 de agosto de 2010

Singles

La Vanguardia publica hoy un artículo sobre la economía de los singles, es decir, de solteros, divorciados y viudos. Nada que objetar a las cifras sobre viajes (los singles viajan todo lo que pueden y más aunque sea tirando de low-cost y albergues), pero discrepo en cuanto a los gastos referentes al consumo general. 

Me cuesta creer que esa media de consumo de 500 euros mensuales que se menciona sea real, teniendo en cuenta que muchos de ellos son mileuristas o poco más. Si se descuenta a ese salario los gastos por vivienda, alimentación y transportes, por ejemplo, ¿de dónde sacaría el/la pobre single los 500 euros mensuales para "marchetas" varias?

Asimismo, habría que incluir entre esos singles a los padres divorciados con hijos, a quienes entre pensiones, medias hipotecas y demás gastos asociados a su ex-estado, se condena a una situación de poco  más que de pobres de solemnidad... Y es curiosa la invisibilización social de ese colectivo. ¿Hay que asumir que el hecho de ser padre te pueda sentenciar a vivir con 200 o 300 euros mensuales? ¿Gajes del oficio paterno? Del materno no lo suele ser. Y lo dice una feminista convencida. Supongo que no meter mucho ruido tiene estas cosas: pasar desapercibido en las cifras anuales sobre pobreza.

Por otra parte, el ritmo "muy especial" del que habla el fundador de la red social de singles no es más que la prioridad por dedicar tiempo y economía al ocio, los viajes y la cultura. No mitifiquemos tampoco por hedonista la condición de single.

Finalmente, como single que soy, quisiera también dar cuenta de la parte negativa del vivir solo (¡no todo van a ser viajes y juergas!): pagas tanto como una familia por lo que respecta a luz, agua, contribución e impuestos varios... Y evidentemente, consumes como uno y sólo tienes un sueldo! No tienes ayudas ni subvenciones varias a no ser que tengas hijos... O sea, que no se te trata como a una persona y un sueldo, sino como un elemento sin hijos y sin problemas.

sábado, 13 de marzo de 2010

Ser

Sólo deseo ser todo aquello de lo que soy capaz...
Katherine Mansfield (1888-1923)

viernes, 5 de febrero de 2010

Desidia

Quizás una de las palabras que mejor podrían caracterizar esta época que vivimos es desidia. ¿Cómo definir sino, por no usar términos más fuertes, las prácticas de muchas empresas?

Un ejemplo: tengo un problema con mi compañía telefónica, llamo, me dicen que ése no es el número (a pesar de ser de atención al cliente) y me indican otro, éste de pago, vuelvo a llamar, me atiende un contestador que me da varias opciones, selecciono la mía, se pone un operador, resulta que ahí tampoco es, me da otro número, llamo y finalmente me atienden. Por si lo anterior no bastase, hablo con un operador "deslocalizado" (es decir, no se sabe dónde está ni mucho menos qué acceso tiene a los recursos de datos, información y formación de la empresa) que, al plantearle yo mi problema, me responde que si quiero darme de baja. Ni quiere escuchar mi "incidencia" ni me puede ofrecer ninguna solución. Sólo espera poder cumplimentar mi parte de baja y a otra cosa mariposa.

O sea, es más barato dar de baja a un cliente y luego intentar repescarlo mediante campañas publicitarias engañosas que formar a un profesional que sepa atender al usuario y ofrecer soluciones a los problemas que genera el servicio. Increíble. ¿Desde cuándo las empresas quieren librarse de este modo de los clientes? Más que desidia, control salvaje de los costes y confianza ciega en que el consumidor no tiene mucho donde elegir.

martes, 19 de enero de 2010

El reino de este mundo

Hasta hace pocos días oír mencionar Port-au-Prince era recordar mi hipnótica lectura adolescente de El siglo de las luces de Alejo Carpentier. Y oír Haití era pensar en el país más pobre de América, el vudú y el fracaso de aquel triunfo que fue la Revolución Haitiana. Hoy, oír Haití es constatar que la vida de una persona puede valer lo que cuesta una excavadora inexistente, unos mínimos, y también inexistentes, servicios sanitarios o un inexistente y bien preparado cuerpo de bomberos. Olvidamos a diario que los logros de nuestra civilización sólo favorecen a unos pocos. Menuda obviedad, ¿verdad?